Memoria de un año en la Diputación de Valencia.

Resulta difícil narrar las emocionantes sensaciones experimentadas en 2016 trabajando en la Diputación de Valencia. Ha sido sin duda uno de los retos profesionales más intensos de mi vida profesional, pero también de los más gratificantes. El equipo humano, la relación con los municipios, la apuesta innovadora del gobierno abierto, la transparencia y la rendición de Cuentas… Uno no sabe por dónde empezar.

Bueno miento. Hay que empezar siempre por lo valioso, por las personas. Javier, Joshua, Adrián, Elena, Érika, Eugeni, Juanjo, Rosa, Sergi, Fermín Cerezo y la responsabilidad política Eduardo y Berto Jaramillo han sido esenciales. En este país nuestro, cainita por excelencia, nos llenamos la boca de críticas crueles de subrayar lo vagos que son los funcionarios, de acusar de corruptos, de manipuladores, de populistas o de vendepatrias a nuestros dirigentes.

Nada más lejos de la realidad. Ha sido un honor trabajar con quienes nos propusieron un reto únicamente desde el punto de vista de nuestras capacidades profesionales y siempre confiaron desde el respeto y sin resquicio de duda en nuestras propuestas técnicas. Vaya para ellos mi permanente gratitud y el orgullo de haber sido parte del proyecto. Y aunque la vida profesional plantea nuevos retos como ciudadano, como investigador y como persona estaré siempre al lado del equipo y ya para siempre de mi querida Diputación de Valencia.

Ha sido enormemente enriquecedor rodearse de compañeros y compañeras que han venido cada día al trabajo con una sonrisa. Siempre atentos a los aspectos humanos del equipo, siempre dispuestos a pelear duro por el proyecto, siempre amables con las personas. Mi equipo, y sí lo digo posesivamente, constituye un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se confía en la creatividad, la implicación y la vocación de servicio de los y las profesionales de la función pública.

Puede amigo/a lector/a que Vd. se pregunte ¿y si esto es así por qué cambia Vd. de puesto.? Pues la verdad, como dice la frase: el corazón tiene razones que la razón no entiende. La plena aplicación del Reglamento general de protección de datos y los retos que plantea me llevan a otros destinos. Tras una vida  profesional dedicada a la privacidad debo irremediablemente volver a recuperar una dinámica intensa de investigación y producción de conocimiento al servicio de mi comunidad, la universitaria, y la valenciana, y también la de cualquiera que con la debida paciencia y comprensión siga estas líneas.

No son estas las páginas para reflexionar ahora sobre lo realizado en 2016. Los frutos son, y serán visibles a través de los medios de la Delegación de Gobierno Abierto y Transparencia de la Diputación de Valencia. Es sencillamente el momento de mostrar mi gratitud con todas las personas que dentro y fuera de la institución, -la sociedad, los profesionales privados y públicos, los sindicatos, las organizaciones y asociaciones, la FEMP, los y las compañeros y compañeras en las entidades locales, las universidades, a los medios de comunicación…-, si quisiera citarlos a todos no acabaría nunca.

Pero recuérdenlo, el proyecto de Gobierno Abierto, Transparencia y Rendición de Cuentas de la Diputación de Valencia es una magnífica oportunidad para nuestro país, cuenta con una hoja de ruta diseñada y ejecutable, con independencia de quienes estemos en él. Y aunque sin duda, como profesionales a veces debamos emprender otros caminos más arriesgados, lo hacemos con emoción, con el dolor irremediable de dejar amigos, pero con el compromiso de seguir colaborando al máximo desde otros lugares al servicio de un proyecto que no es otro que el de la profundización democrática en las administraciones y gobiernos de los Ayuntamientos de la provincia de Valencia.

Para conocer el proyecto:

Servicio de Transparencia.

El nacimiento y desarrollo del proyecto.

El día a día

El canal de video.

En Twitter.