¡¡¡¡Uy que niño taaaaaaaaan monooooooo!!!!!
¡¡¡¡Uy que niño taaaaaaaaan monooooooo!!!!! Berreó aquella provecta matrona con su punzante grito de soprano mientras yo enrojecía a partes iguales de vergüenza y rabia. Por muy orgullosa que mi abuela estuviera de aquel bebé rollizo con su cosita al aire, resulta que ya era un señor con barba de tres días que asistía a…